Ireneo de Lyon
En Lugdunum (actual Lyon), capital de la Galia Lugdunense, donde se registró una cruel persecución que causó numerosos mártires entre los cristianos, fue ordenado sacerdote y desde el año 177 ejerció allí como presbítero.Fue sepultado en la iglesia de San Juan en Lyon y su tumba fue profanada por hugonotes (protestantes calvinistas) en 1562.[3] El nombre de San Ireneo está vinculado, sobre todo, a la polémica contra los gnósticos.Mostró cómo, según los argumentos que ellos proponen, el Verbo no se habría hecho carne.Ireneo también habría escrito la Demostración de la predicación apostólica encontrada en 1904 en el idioma armenio, es una instrucción cristiana dirigida a su amigo Marciano.Aquí vincula la predicación de los apóstoles (los escritores del Nuevo Testamento) con la Ley, los Salmos y los Profetas.15:3-5), los cuatro Evangelios canónicos centran sus relatos de Jesús en la Pasión, y siempre cuentan la historia con referencias a la Escritura hebrea.Al mantener este canon, los cristianos pueden proclamar, en un contexto continuamente cambiante, el mismo evangelio: la "tradición" conservada en la Iglesia.Utilizando la imagen de Cristo de un tesoro escondido en un campo (Mateo 13:44), donde los discípulos son enviados a cosechar lo que otros han sembrado (Juan 4:35-8), Ireneo sugiere que Cristo mismo es el tesoro, escondido en las Escrituras, en los tipos y parábolas, las palabras y acciones de los patriarcas y profetas, que prefiguran lo que iba a suceder en y a través de Cristo en su advenimiento humano, tal como está contenido en el Evangelio.Sin embargo, los que leen la Escritura con entendimiento serán iluminados y brillarán como las estrellas del cielo.Es preciso comparar los distintos pasajes para que, iluminándose unos a otros, pueda entenderse su significado en el contexto (cf.El libro segundo del AH desarrolla o funda el principio de la tradición, que ya inicia Hegesipo, y formula este principio contra el gnosticismo, que admite revelaciones privadas, propias de sus escuelas, y también contra ellos exige la coherencia con las Escrituras, ya que los gnósticos pretendían eliminar determinados aspectos de ellas arguyendo una tradición secreta.El tema central de la teología ireniana gira en torno al Salus Hominis (antropología), es decir, la salvación del hombre.Repetidamente dice que el hombre es una mezcla de cuerpo, alma y espíritu, en esto usa una terminología paulina, Pablo en 1Tesalonicenses 5:23.La salvación para los hombres espirituales es debida a su propia sustancia, por ser de materia divina.Aquí es donde se juega la batalla, para los gnósticos la carne no es capaz de salvación, para San Ireneo sí.En la resurrección, ese es el paradigma o modelo que Dios tuvo presente.El hombre pues está destinado por Dios a ser glorificado en su carne, mientras tanto estamos en período de construcción.Esta semejanza es progresiva, ya el «kata» (partícula segunda) tiene de suyo un dinamismo.Una cosa es la «ousía» (sustancia) o ser de Dios, y otra es la «ousía» humana, que es carnal, la distancia está entre el ser de Dios y el del hombre, nunca se borrará, la divinización del hombre se dará en el terreno de la cualidad, el terreno cualitativo, quiere decir esto que la sustancia divina tiene unas propiedades congénitas (poiotes), la sustancia divina de suyo es impasible, inmortal, incorruptible, y la sustancia humana de suyo es corruptible, mortal, y pasible.Por tanto Cristo es el objetivo al que ha de llegar la carne humana.El hombre es un ser in fieri, en construcción, que se está haciendo, llegará a ser perfecto hombre solo después de la resurrección, cuando su carne halla adquirido la incorruptibilidad y la inmortalidad.Porque si bien según los gnósticos la explicación está en el demiurgo, Dios creador, imperfecto, para San Ireneo el hombre es incapaz de recibir la perfección de golpe por ser carnal, le hacía falta una historia.Dios empieza a modelar al hombre según un boceto, el segundo Adán (Cristo) que es la obra perfecta y acabada.En su mariología desarrolla mucho el paralelismo entre Eva y María de San Justino.Respecto a ello San Ireneo enseña las siguientes cosas sacadas de la exégesis del rico Epulón y el pobre Lázaro Lucas 16:19.En la teología ireniana lo importante es siempre la salus carni, porque la historia salutis consiste en la deificación de la carne, el gozo del alma durante la escatología intermedia es un gozo relativo, intermedio, no solo no ve al Padre, sino que ni al Hijo resucitado.('A Dios nadie le ha visto jamás': 1Jn 4,12; Jn 5, 37; Jn 6, 46) En la escatología final, la verdadera bienaventuranza, para que el hombre la adquiera es necesaria la resurrección del Verbo, la gente resucitada con la resurrección iniciará el milenio, mil años durante los cuales no se verá al Padre, sino solo al Hijo resucitado acostumbrándose a la carne (Cristo) para luego pasar al Padre, además este milenio sucederá en la tierra, pero en un cielo nuevo y una tierra nueva.Distingue así tres puntos en la historia de la salvación: Espíritu Santo, etapa del Antiguo Testamento; la 2.ª es la del Hijo, la cual a su vez se subdivide en dos, se inicia en la encarnación, y dura hasta la parusía; para luego continuarse la etapa del Hijo durante mil años, tras el séptimo milenio llegará el Padre.Ireneo en varias partes de su obra se refiere a la oposición entre Caín y Abel.