De paso por Panonia fue nombrado tutor del príncipe Emerik (latinizado como Emérico), quien murió joven.
Su padre, el rey Esteban I, para evitar la división feudal de su reino, lo dividió en dos archidiócesis y diez diócesis, siendo Gerardo Sagredo nombrado obispo de Csanád en 1030.
Confiaba en que los jóvenes príncipes Andrés, Béla y Levente pudiesen tomar el poder y finalmente traer paz.
Las reliquias de san Gerardo Sagredo se las disputaron entre los venecianos y los húngaros.
En la actualidad se encuentran repartidas entre Budapest y Murano (en la iglesia de Santa Maria Maggiore).