Debido a la proximidad al Sol, tendría grandes dificultades para observar Vulcano y Schwabe creyó que una posibilidad para detectar el planeta podría ser verlo como una mancha oscura a su paso por delante del Sol.
Durante 17 años, desde 1826 a 1843, todos los días claros Schwabe observaba el sol y analizaba sus manchas tratando de detectar Vulcano entre ellas.
Aunque no encontró el planeta se dio cuenta de la variación regular en el número de manchas solares y publicó sus descubrimientos en un pequeño artículo titulado "Solar Observations during 1843".
En dicho artículo sugirió un período de diez años para las manchas solares (es decir, que cada diez años el número de manchas alcanzaba un máximo).
Este artículo atrajo poca atención pero Rudolf Wolf, en aquella época director del Observatorio de Berna (Suiza), quedó impresionado y comenzó él también observaciones regulares de las manchas solares.