Este invento, si bien supuso un paso decisivo en la generalización del proceso de pudelado, no enriqueció a su inventor.
En 1845 presentó sus argumentos sobre el interés de un enorme puente ferroviario en la desembocadura del río Severn, que uniría Inglaterra y Gales.
[2] En 1820 dejó Gales para instalarse en Londres, donde permaneció durante diez años, período en el que publicó 7 artículos anónimos en el Monmouthshire Journal.
Durante los siguientes 30 años, se expresó con frecuencia de esta manera, o adoptando varios seudónimos.
Al no tener forma de avanzar en sus ideas, todavía se le considera un pensador original.