Unas de las enseñanzas centrales asociado al Samsara es que todos los seres están interconectados, y pueden renacer (dependiendo de sus acciones) como cualquier ser que este atrapado o afectado por el ciclo Karmico.
En la India el concepto parece haberse originado en la religión védica por la heterogenia cultura shramanica.
Estas tradiciones difieren en la terminología con la que describen al proceso y cómo es interpretado.
Sin embargo igualmente en estas religiones se ve al samsara como un instrumento y/o oportunidad para que los seres puedan experimentar los opuestos y vivir las experiencias requeridas para desarrollar discernimiento (viveka) y desear la liberación (moksha).
Entre las causas de como las gunas nos mantienen en el Samsara, es que el karma es afectado por las gunas, las cuales propician el desarrollo de los vrittis (tendencias mentales) y samskaras (impresiones mentales); que generan los pensamientos y tendencias mentales que a su vez producen y/o dejan las impresiones karmicas (buenas y malas) que mantienen al individuo en el Samsara.
Mokṣa o liberación se puede alcanzar mediante: En el jainismo, karma, anuva (ego) y el velo de māiā son considerados puntos centrales de sus creencias.
En el jainismo, la única liberación del samsara se llama mokṣa o mukti.
Se describe como una existencia llena de sufrimiento y miseria a la que, por tanto, merece la pena renunciar.
En Egipto el término Dharma era Maat (pluma de avestruz), alegorizando que la sutileza de sus obras debían ser muy livianas en comparación con el Karma, que metafóricamente eran peso para la balanza cósmica.