En 1751 se produce la reapertura del teatro bajo la dirección de Jean Monnet.
Durante la Revolución francesa, la Opéra-Comique continua con sus actividades soportando, no obstante, la dura competencia del Théâtre Feydeau.
El siglo XIX es una época de gran auge para el Teatro de la Opéra-Comique gracias a compositores tales como Adolphe Adam, Daniel-François Auber, Jacques Fromental Halévy, Hector Berlioz, Georges Bizet, Félicien David, Jules Massenet o, incluso, el mismo Nicolas Bochsa, célebre y excéntrico arpista que compuso siete obras que fueron representadas en la Opéra-Comique.
Ya en época mucho más reciente, las dificultades financieras del teatro durante los años 30 del siglo XX, provocan la intervención del Estado que, en 1936, reúne la Opéra-Comique y el Teatro de la Ópera de París, formando la Reunión des Théâtres lyriques nationaux (RTLN).
El artículo 2 de este decreto le obliga a unas representaciones más variadas, ya que, además de las obras líricas, pueden representarse obras teatrales.