Sais

Tanto los nombres de dos reinas, que contienen la palabra "Neit" (Meryt-Neit y Neit-hotep), como alusiones a la ciudad en tiempos del faraón Aha, podrían indicar el gran prestigio adquirido durante el periodo Arcaico.Sais finalmente cayó ante el rey kushita Shabako, pero volvió a cobrar importancia durante la invasión asiria de Egipto, cuando su gobernador Necao I luchó a favor de los asirios contra los kushitas.Su hijo, Psamético I se impuso como faraón (664-612) y reunificó al país.Muchos dignatarios del Reino Antiguo eran sacerdotes o sacerdotisas de la diosa Neit, demiurga cuyos orígenes se sitúan tradicionalmente en Sais.El santuario del Castillo de la Corona Roja se asocia con frecuencia a estas funciones, lo que sugiere que Sais era el lugar donde se guardaba la corona Desheret, la manifestación divina de la realeza del Bajo Egipto.Este patio estaba precedido por una capilla típica de los santuarios del Bajo Egipto.«Les temples primitifs et la persistance des types archaïques dans l'architecture religieuse».[9]​ Allí se celebraban ceremonias relacionadas con el culto al dios, en particular su pasión y resurrección.[10]​ En el siglo I a. C., Estrabón menciona a Sais en la obra que elaboró durante su viaje a Egipto con las tropas romanas que tomaron posesión del Doble País tras la victoria de Octavio sobre las tropas de Marco Antonio y Cleopatra.[11]​ La ciudad había gozado de gran prosperidad desde las dinastías saítas, y era famosa por sus cultos ancestrales.
Estela de Nectanebo I, denominada Estela de Naucratis , donde se establece un impuesto sobre todo el comercio con los griegos en beneficio de la diosa Neit y su templo de Sais.
Estatua estelófora de un dignatario saíta donde se representa la fachada del templo de Neit en Sais. Dinastía XXVI. Museo del Louvre.
Obelisco de la Piazza della Minerva ( Roma ) erigido por el faraón Apries que proviene del templo de Neit de Sais.