Cuando era niño, una völva predijo que sería asesinado por su propio caballo, Faxi, en el mismo lugar donde nació, a la edad de 300 años.
Para evitar que se cumpliese la predicción, mató a su caballo, lo enterró profundamente en un terreno y dejó su hogar con la intención de no regresar jamás.
La lucha quedó en tablas y los dos guerreros no solo forjaron una amistad, sino que se convirtieron en hermanos de sangre.
[3] Örvar-Oddr viajó al sur luchando contra los corsarios del mar Mediterráneo, se bautizó a sí mismo, naufragó y llegó solo a Tierra Santa.
Después de tantas aventuras, añoró su tierra natal e inició su regreso a casa.