(2015)[4] Según el grupo franco-mauritano de derechos humanos SOS-Esclaves, en la actualidad hay 90.000 esclavos en Mauritania.
Como resultado de esta fragmentación y sometimiento social nace el haratine, el africano negro esclavizado históricamente pero liberado en términos legales.
Existe gran dificultad para establecer los parámetros de la esclavitud en Mauritania, mientras el gobierno niega su existencia.
La esclavitud en Mauritania se presenta como un tipo de esclavitud tradicional, erradicada en la mayor parte del mundo, aunque también ha habido una evolución hacia un sistema de servidumbre, especialmente relacionado al trabajo doméstico.
Por otro lado, también existe una esclavitud de primera generación en donde se ven afectadas las personas que pertenecen a familias esclavizadas históricamente o que provienen de otras regiones: especialmente Senegal y Mali.
Los distintos convenios no solo condenan la esclavitud y el trabajo forzoso, sino que también piden medidas para prevenirlos.
Apoyan a muchos en la liberación de familiares que todavía están en esclavitud.
Aunque la esclavitud fue tipificada como delito en 2007, las clases propietarias de esclavos siguen dominando el poder judicial y la policía.
Su propósito es erradicar la servidumbre tradicional en Mauritania, promover los derechos humanos e informar sobre las discriminaciones étnicas y sexuales, pero también garantizar que se respete el bienestar físico de los niños y presos.
Sin embargo, esta organización laica continúa publicando un informe cada año sobre el estado de las libertades civiles en Mauritania e insistiendo en que el gobierno haga cumplir el tercer decreto de abolición, inactivo en 1981, que abolió oficialmente la esclavitud en Mauritania.
Mediante el comunicado SOS-Esclaves aprovecha para exigir la implementación de medidas progresivas que no solo deben ser adaptadas al consumo internacional: “El Gobierno ha creado tres tribunales contra la esclavitud, pero todavía tenemos expedientes de esclavitud pendientes.
La experiencia estadounidense en este ámbito es indiscutiblemente muy rica y puede beneficiar a todas las organizaciones del mundo.
[12] Mientras el Gobierno de Mauritania ofrece un discurso que desestima la existencia de la esclavitud, los organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo han solicitado reiteradamente que se adopten estrategias amplias contra estas prácticas, asegurando que las víctimas puedan utilizar sus derechos y buscar ayuda junto con investigaciones apropiadas por parte del Estado, con una real aplicación de las leyes.
Por otro lado, existen varias organizaciones que han mantenido una actitud de lucha frente a estos abusos, entre ellas, las principales son SOS-Esclaves Mauritania, L'Association des Femmes Chefs de Famille, Terre des Hommes de Mauritania, Confédération Libre des Travailleurs de Mauritanie y la Initiative for the Resurgent Abolition Movement que llevan varios años acometidos al trabajo directo con personas que se encuentran o encontraban en esta situación.
Estas propuestas apuntan a cambios más bien estructurales en cuanto a lo social, económico, legal y político; cabe decir que son propuestas de difícil alcance, en consideración con lo poco que se ha avanzado en esta problemática los últimos 35 años.
Salimata Lam se formó en el colegio francés College des Jeunes Filles.
Durante su época de estudiante en Nouakchott hizo campaña para el Mouvement National Democratique, que se fundó en 1968 como una organización semiclandestina con una agenda de izquierda que se oponía a las políticas internas y las alineaciones extranjeras del entonces presidente Ould Daddah.
Nunca podremos recaudar suficiente dinero para el salario que se merece, pero ella sigue adelante, trabaja todo tipo de horas y hace todo tipo de sacrificios personales para hacer este trabajo en el que cree”.