Como otros trastornos gastrointestinales, la rumiación puede impactar de forma negativa el funcionamiento normal del individuo y su vida social.
[3] Sin embargo, el rango más común es entre 30 segundos a 1 hora después de la finalizar una comida.
[7] El dolor abdominal (38.1 %), carencia de producción fecal o estreñimiento (21.1 %), náusea (17.0 %), diarrea (8.2 %), hinchazón (4.1 %), y decadencia dental (3.4 %) también se han descrito como síntomas comunes.
[3] Estos síntomas no son necesariamente frecuentes durante los episodios de regurgitación y pueden suceder en cualquier momento.
Sin embargo, estudios han encontrado una correlación entre causas hipotéticas y la historia de pacientes con el trastorno.
Los individuos inducidos for trauma describen un daño emocional o físico (e.g., cirugía reciente, aflicción psicológica, conmociones cerebrales, muertes en la familia), que precedieron al inicio de la rumia, a menudo por varios meses.
[3] Si bien ninguna teoría ha obtenido consenso, algunas son más notables y ampliamente discutidas entre la comunidad científica.
[7] El mecanismo con mayor documentación es que la ingestión de alimentos provoca distensión gástrica, seguida por compresión abdominal y relajación simultánea del esfínter esofágico inferior (EEI).
Otra potencial explicación es que la relajación es causada por la presión intra-abdominal, donde la compresión abdominal es el mecanismo primario.
[11] Basado en las características que se observan típicamente, varios criterios han sido sugeridos para diagnosticar el síndrome de rumiación.
[12] El síntoma primario, la regurgitación de alimentos ingeridos recientemente, debe ser constante, y ocurrir por al menos 6 semanas en los pasados doce meses.
En adultos, el diagnóstico se apoya con la ausencia de enfermedades clásicas o estructurales del sistema gastrointestinal.
Bulimia nerviosa y gastroparesia se encuentran entre los diagnósticos erróneos más comunes del síndrome.
[7] La bulimia nerviosa, entre adultos y especialmente en adolescentes, es el diagnóstico erróneo más común en pacientes con el síndrome de rumiación.
[4] El síndrome de rumiación es una condición que afecta el funcionamiento del estómago y esófago, también conocido como «trastorno gastroduodenal funcional».
[23][24][25][17][26] Desde entonces se ha reconocido que ocurre tanto en hombres como en mujeres de todas las edades y capacidades cognitivas.
[7] Entre los discapacitados cognitivos, se describe con una prevalencia casi igual a infantes (6-10 % de la población) y los adultos institucionalizados (8-10 %).
[13] Sin embargo, existen informes de casos que describen a familias enteras con rumiación.
[30] Existen muchos casos anteriores al siglo XX, pero fueron influenciados en gran medida por los métodos y pensamientos utilizados en ese momento.
Al principio, el síndrome de rumiación en adultos fue descrito y tratado como una condición benigna.
[11][27][32][33] El regurgitar el alimento parcialmente digerido para masticarlo por segunda vez es un comportamiento normal de muchos animales, como las vacas, cabras, y las jirafas.
La rumiación involuntaria, similar a la que se ve en humanos, ha sido descrita en gorilas y otros primates.
[35] Macrópodos como los canguros también regurgitan, mastican y tragan nuevamente los alimentos, pero este comportamiento no es esencial para su proceso digestivo, no se observan de manera predecible como los rumiantes y, por lo tanto, se denominan «mericismo», en contraste con la «verdadera rumiación».