Sándor Márai

Su tío paterno es Béni Grosschmid, uno de los más grandes eruditos del derecho civil húngaro.

Gracias a esta formación, absorbió desde muy joven los valores y la cultura de la nobleza húngara.

Vivía en Košice con su familia; para él siguió siendo la "ciudad eterna" que siempre había anhelado, especialmente durante su emigración.

Sándor Márai tenía tres hermanos: Kató (nombre de casada Jetts Gyuláné), Géza y Gábor.

Sus padres se preocuparon mucho de que el niño recibiera una educación cívica adecuada: entre los seis y los nueve años tuvo un tutor en casa, y después estudió en la escuela secundaria de los jesuitas donde la educación se impartía en húngaro.

Esto podría deberse a que se escapó de casa una vez cuando tenía catorce años.

Según la tradición familiar, necesitaba un seudónimo para "no avergonzar" el apellido Grosschmid al elegir una carrera artística.

El libro le gustó a Dezső Kosztolányi, que escribió su opinión en Pesti Naplo.

Temían que su hijo fuera víctima del “Terror Blanco”,[6]​ la represión organizada contra los comunistas por los contrarrevolucionarios húngaros.

Es en Berlín donde se encuentra por casualidad en un café con Ilona Matzner (Lola), a quien había conocido en Kassa.

[1]​ Sándor Márai y su joven esposa decidieron regresar a Budapest en 1928, donde se instalaron en el pequeño barrio de Krisztinaváros.

En 1939, Sándor Márai y su esposa perdieron a su hijo, Kristóf, pocas semanas después de su nacimiento.

Por tanto, toda la política húngara dirigida por el almirante Horthy se centrará en la recuperación de los territorios perdidos.

También firmó la carta destinada al Congreso Mundial por la Paz en Ginebra, fue miembro del PEN Club húngaro, dio lecturas en la Radio Húngara y escribió regularmente para la revista Nyugat.

Esto es lo que escribió en su artículo titulado Adiós, publicado en el Pesti Hírlap: "Ahora, cuando empieza a oscurecer sobre el precioso paisaje, que fue mi segundo país y cuyo nombre geográfico es Europa: cierro los ojos para ver mejor por un momento, y no quiero creer en esta despedida.

Su estrella empezó a apagarse con la ocupación soviética de Hungría y con el establecimiento del régimen comunista.

Aislado e impotente, Márai decide abandonar su país: “Por primera vez en mi vida sentí una terrible sensación de angustia.

En Italia, su amiga Paulay Erzsi y su marido, el diplomático Vittorio Cerruti, les ayudaron y, entre otras cosas, se las arreglaron para que no tuvieran que vivir en un campo de confinamiento para emigrantes.

Obligado a emigrar, su amargo y desesperado sentido de la vida se hizo más fuerte.

¡Yo, que hasta ahora podía trabajar en todas las situaciones de la vida, incluso durante el asedio!

En ese momento, estaba enormemente decepcionado con las potencias occidentales por no ofrecer ayuda a Hungría en tiempos difíciles.

En este volumen, el escritor explica por qué abandonó su tierra natal y presentó las penurias del período inicial de emigración.

Pero seguía sin gustarle vivir en la "Gran Manzana" y no se encontraba a sí mismo.

Esto se lo cuenta a Zsuzsa Szőnyi, su otra compañera de correspondencia permanente: "La realidad es que nada me ata aquí; al mismo tiempo, no sería honesto si dijera que algo realmente me lleva a otra parte".

[3]​ En 1967, hizo un testamento grabado en cinta para su familia sobre lo que debería suceder con sus manuscritos después de su muerte.

En él, le pedía a Lola que si finalmente los rusos habían abandonado el país y se celebraban elecciones democráticas, debería contactar con la MTA y depositar en ella los manuscritos hasta que, como heredera, deseara deshacerse de ellos.

En mayo puso fin a su colaboración con Radio Europa Libre, pero no se han revelado los motivos exactos.

A raíz de sus numerosas tragedias, formuló la idea del suicidio: "Compré una pistola aquí hace dos semanas", escribió en su último diario.

Pero la vejez sigue siendo un problema.”[3]​ A las pruebas físicas siguió un fuerte dolor mental cuando también murió su hijo adoptivo, János.

La recepción de sus obras en Europa occidental, especialmente en Italia y Francia, jugó un papel decisivo para establecer su reconocimiento en Hungría.

Marai de niño en 1904
Antigua casa de la familia Grosschmid en Košice, Mészáros 35. bajo.Desde el año 2000 es sede del Museo Márai. Su placa conmemorativa se encuentra en la pared de la casa.
Retrato de Sándor Márai por Lajos Tihanyi , 1924
Máquina de escribir de Sándor Márai, Kassa