Rubén W. Cavallotti

Atraído tempranamente por el cine –comenzó, según dijo, coleccionando figuras y fotografías de astros y estrellas de Hollywood-viajó a Buenos Aires y logró trabajar como ayudante del entonces asistente de dirección Hugo Fregonese, que le facilitó el ingreso en la empresa Artistas Argentinos Asociados.

Fue perfeccionando sus conocimientos como asistente de grandes directores como Lucas Demare, Fernando Ayala, Ernesto Arancibia, Enrique Cahen Salaberry, el francés Pierre Chenal y el ya nombrado Fregonese, hasta lograr su debut como director en 1957 en Cinco gallinas y el cielo, un film episódico con guion de Agustín Cuzzani y actuación de Narciso Ibáñez Menta, que conquistó premios en los festivales de Karlovy Vary y San Sebastián.

Al año siguiente dirigió Procesado 1040, también con Ibáñez Menta y con actuaciones elogiadas por la crítica de Walter Vidarte y Tito Alonso.

En su producción posterior hubo títulos de gran repercusión popular pero sin chabacanería, como Luna Park, Una máscara para Ana y Convención de vagabundos, entre otros.

También dirigió películas para especial lucimiento de cantantes, como a Rodolfo Zapata en La gorda, a Sandro en Subí que te llevo y a diversas figuras del folklore en su último filme, Mire que es lindo mi país.