Hijo del matrimonio formado por Manuel Pascual, caballero divisero del Antiguo e Ilustre Solar de Tejada, ganadero trashumante y comerciante de paños, y su esposa María García Jalón, naturales de Laguna de Cameros.
En uno de los viajes anuales hacia la comarca onubense del Andévalo en que acompañó a su padre, su familia lo acomodó en el comercio asentándose en Moguer y posteriormente en Cádiz.
Durante estos años críticos desempeñó igualmente cargos de responsabilidad en el Consulado Mercantil y en el Ayuntamiento de Cádiz.
Al igual que sucedió con otros comerciantes, la revolución y la independencia de los territorios de ultramar le llevó a la bancarrota, ya que las enormes sumas de que era acreedor en Buenos Aires, Lima y México nunca llegaron a Cádiz.
Permaneció soltero y, a la hora su muerte, se encontraban hipotecados todos los bienes raíces de que era propietario.