Su vocación musical surge en Barcelona, en 1947, alentada por el movimiento cultural de dicha ciudad, inexistente en el resto de poblaciones en las que había desarrollado su vida anteriormente.
Esto, sin duda, no hubiese sido posible sin su espontánea facilidad para la creación, que le hizo componer un gran número de obras desde el primer momento.
Tras su traslado a Sevilla en 1960, obtiene al año siguiente el Primer Gran Premio de Composición en el Concurso Internacional de Divonne-les-Bains celebrado en París.
Aproximándonos a la obra de Román Alís, nos encontramos ante una de las mayores producciones musicales españolas de la segunda mitad del siglo XX; desde su variada obra para piano, hasta otra quizás más ambiciosa como Los salmos cósmicos (1969), para 4 coros mixtos 2 grandes orquestas, Román Alís ha escrito para las más diversas formaciones instrumentales.
Sus obras se caracterizan por un lenguaje absolutamente personal y rezuman una gran riqueza de ideas, trazadas bajo el dominio de una sólida técnica y una amplia formación musical además del bagaje experiencial que lleva consigo el autor.
Su conocido dominio de la orquestación nos ha ofrecido páginas de gran colorido y ductilidad, entre las cuales destacan, como las más entrañables para el propio compositor, las referidas al oratorio Jesucristo en el desierto (1985) para barítono, coro mixto y orquesta.
Homenaje por los miembros del juzgado a la alta sociedad suiza y francesa en su honor, celebrado en Maxim, París.
Grave percance de salud que le obliga a llevar un marcapasos.
«A Fleury Creton, Louis-Bernard Levy y Maurice Werner».
Al caballero mal andante y a Sancho su escudero – 2.