Rogelio Pérez Cicario

La CNT se ve obligada a refugiarse en la clandestinidad.

[4]​ Su primera ejecución fue la de Antonio Farré y Ángeles Ballester.

Solana describe cómo Muñoz llegó a afirmar que antes de seguir en ese oficio prefería pedir limosna por las calles o morirse en un rincón de hambre.

Este zapatero y ex enfermero, hombre de carácter apacible, se metió a verdugo confiando no tener que cumplir nunca con su trabajo.

Era proverbial el miedo y la escasa entereza con que manejaba el garrote.