Es considerado como uno de los mejores directores del teatro chileno contemporáneo.
En 1988 abandonó Chile por obtener una beca de estudios de la Goethe Institut, y se trasladó a Alemania, donde participó en múltiples obras teatrales en Colonia, Stuttgart y Esslingen.
En 1993 dirigió a Claudia Di Girolamo en El vicio absurdo de Virginia Woolf.
[4] A mediados de 2000, posee una destacada carrera como director teatral y docente, además de una fructífera labor como docente y formador de nuevas generaciones teatrales.
Pérez es admirador de la obra artística de Juan Radrigán,[5] y sus lazos artísticos se vinculan a Alfredo Castro y Claudia Di Girolamo, con quienes ha formado una larga amistad influenciada por un fuerte intelecto artístico y político.