Rodolfo Nieto

Deseoso de ampliar sus influencias artísticas, en 1960 Nieto se mudó a París.

En esos años también cultivó la amistad con Severo Sarduy, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa entre otros creadores.

En Europa Nieto había ganado reconocimiento en el mundo del arte; en México su trabajo también fue aceptado por la crítica especializada.

A partir de entonces se le han realizado numerosos homenajes y exposiciones retrospectivas.

Nieto estuvo en la Escuela de Oaxaca, donde hizo trabajos basados en mitos y leyendas del estado.

Nieto trabajó en diversas técnicas como: dibujo a lápiz, pastel y aceite.

Nieto siempre se defendía de esa idea, y no entendía cómo se podía confundir la gente, ya que nunca había dejado de hacer figuración, pero ciertamente no era realista.

Dijo a su hermano Carlos entre risas: “Si hubiera querido enviar un mensaje, en vez de hacer pintura abstracta, hubiera escrito una novela.”[4]​ “Al igual que otros artistas de la época como Rufino Tamayo y Francisco Toledo, creó un estilo propio fusionando sus raíces con las corrientes internacionales” “Rodolfo Nieto se caracterizó por la pasión hacia su trabajo, ya que dedicaba horas pintando hasta que todo estuviera perfecto.

Las demás pinturas están mezcladas con un vehículo que las diluye, lo cual permite un teclado enorme de transparencias y opacidades.

Encontrar los elementos más simples y componer con ellos, en un sentido casi musical, parece ser el objetivo que guía la formación de sus nuevos personajes.

Exhibición Zoologico Mental en el Museo de los Pintores Oaxaquenos