La roca viva se cosecha en los arrecifes salvajes para su comercio en el mercado de acuariofilia, donde las partes pueden desprenderse del cuerpo central de corales por las tormentas.
Puede también ser "cultivada" en agua del océano por un acuicultor, a partir de pequeñas rocas coralinas, que se recogerán más tarde.
Para el comercio de acuariofilia esta roca es muy apreciada, no solo por la diversidad de la vida que puede aportar al medio marino artificial, sino también por su función como filtro biológico superior, ya que alberga bacterias nitrificantes aerobias y anaerobias, necesarias para el ciclo del nitrógeno que procesa residuos en un acuario marino.
La roca viva es también un elemento decorativo importante del acuario, especialmente por los múltiples colores de las algas coralinas incrustantes.
A menudo se utiliza para construir cuevas, arcos, voladizos u otras estructuras en el acuario, con el fin de proporcionar una escena interesante, y dotar de refugio a sus habitantes.