Se trataba de una explotación ganadera que había empezado a funcionar en 1920 en manos de Antonio Flores Tassara, quien la conformó con reses de encaste Hidalgo Barquero, y que vendió años más tarde, en 1931, al diestro madrileño Marcial Lalanda; el cual desecharía la base genética de la ganadería para conformarla con toros y vacas que había adquirido al Conde de la Corte.
[1] Al hacerse con la ganadería la familia De la Cámara, se decidiría renovar todas las reses que existían eliminando todo lo anterior y comprando toros y vacas a distintas ganaderías como las de Carlos Núñez; Clemente Tassara, de origen Villamarta; y de Samuel Flores.
Para 1965 la ganadería empezaba a marchar con una nueva dirección, pasando a regentar la misma la hija del ganadero, Rocío de la Cámara, quien dará su nombre al hierro.
[3] Desde entonces, la ganadería se ha alimentado con refrescos puntuales de otros hierros de origen similar, como son Juan Pedro Domecq o Núñez del Cuvillo.
El resultado artístico de la corrida, a la vista de la crítica taurina, no fue la más esperada puesto que, "además de gachitos-brochitos, los novillos no tenían fuerza y algunos -exceptuamos al codicioso primero y al bravo tercero- eran de una invalidez absoluta; ganado inútil para la lidia".