En estos casos, el estatus de robot social depende de la forma del "cuerpo" del agente social; si el cuerpo tiene y utiliza algunos motores físicos y capacidades sensoriales, entonces el sistema podría considerarse un robot.Si bien a menudo se ha descrito que los robots poseen cualidades sociales (véanse, por ejemplo, las tortugas desarrolladas por William Gray Walter en la década de 1950), la robótica social es una rama bastante reciente de la robótica.Investigadores notables incluyen Cynthia Breazeal, Tony Belpaeme, Aude Billard, Kerstin Dautenhahn, Yiannis Demiris, Hiroshi Ishiguro, Maja Mataric, Javier Movellan, Brian Scassellati y Dean Weber .Como tal, muchos robots sociales se controlan parcial o totalmente a distancia para simular capacidades avanzadas.[1] La naturaleza de las interacciones sociales es irrelevante y puede variar desde tareas de apoyo relativamente simples, como pasar herramientas a un trabajador, hasta comunicaciones expresivas y colaborativas muy complejas, como asistencia sanitaria.Además, los robots sociales están comenzando a ser utilizados en entornos mucho más personales, como el hogar, la atención médica y la educación.Sin embargo, una consecuencia de este punto de vista es que un robot que solo interactúa y se comunica con otros robots no sería considerado un robot social, pues, para ser social se debe estar ligado a los humanos y su sociedad, la cual define los valores, normas y estándares sociales necesarios.Por ejemplo, un mayordomo robótico para humanos tendría que cumplir con las reglas establecidas de un buen servicio.También prefieren que los robots hagan tareas como limpiar la casa en lugar de brindar compañía.[11] Los robots sociales se han utilizado cada vez más en entornos sanitarios y una investigación reciente ha estado explorando la aplicabilidad de los robots sociales como un método de intervención en la salud mental para niños.[12] El saneamiento es un tema necesario a considerar, sin embargo, con cubiertas lavables o superficies higienizables, esto se convierte en un problema menor en entornos médicos.[13] Los robots sociales se pueden utilizar como herramientas para distraer a los niños de los procedimientos, como recibir una inyección, y han demostrado la capacidad de reducir el estrés y la experiencia del dolor.[12][13] Se ha demostrado que los robots sociales tienen resultados beneficiosos para los niños con trastorno del espectro autista (TEA).[15] Los resultados demostraron que, hasta cierto punto, el robot humanoide era más atractivo para las personas con discapacidades cognitivas, probablemente debido a la expresividad de su rostro en comparación con la expresión mínima de Ed y la tableta.[17] La investigación a largo plazo podría mostrar que los residentes del hogar de ancianos están dispuestos a interactuar con robots humanoides y beneficiarse de la activación cognitiva y física dirigida por el robot Pepper.[19] Actualmente, hay poca evidencia sobre los impactos a largo plazo que el contacto humano limitado y el aumento de la interacción del robot pueden tener.[20] También se debe respetar la dignidad de las personas que interactúan con robots, pues se ha encontrado que algunos robots, como el peluche Paro, puede hacer sentir a las personas infantilizadas, y las investigaciones futuras deben explorar la mejor manera de aumentar la autonomía de los pacientes que interactúan con robots.[19] Personas podrían infiltrarse en el sistema y hacerse con los datos almacenados, lo que afecta negativamente la privacidad individual.SoftBank Robotics ha desarrollado múltiples robots sociales semihumanoides que se utilizan con frecuencia en la investigación, incluidos Pepper y Nao.