Durante esta época, El Turco fue exhibido en París, donde jugó una partida contra Benjamin Franklin, que este perdió.
También jugó una partida contra Napoleón Bonaparte, quien en un momento hizo un movimiento ilegal, ante lo cual El Turco respondió tirando las piezas del ajedrez.
En 1789, Freiherr Joseph Friedrich zu Racknitz construyó un duplicado de El Turco y escribió un libro ―publicado en Dresde― donde especulaba sobre su funcionamiento.
Mientras se hallaba en Inglaterra, en 1820, El Turco jugó una partida contra Charles Babbage (1781-1871), un pionero de la computación.
La gira en Estados Unidos fue un éxito y Maezel decidió llevarlo a Cuba, como primera parte de un tour por Hispanoamérica.
Esto resultó en numerosos libros y panfletos, ninguno de los cuales llegó a descubrir su secreto.
El fondo del tablero principal tenía un resorte bajo cada escaque y cada pieza contenía un imán.
Este intrincado sistema permitía al operador saber qué pieza había sido movida y dónde.