Roberto Ruiz

Desde muy joven abandonó sus estudios para apoyar económicamente a su madre, de quien recibió su único apellido.

Con el migajón del pan comenzó a hacer pequeñas figuras de animales a las que él mismo denominó figuras de bulto, de esta manera nació su afición por las esculturas, las cuales continuó moldeando con arcilla, tallando en madera y, finalmente, en hueso.

Su afición por las calaveritas, inspiradas en José Guadalupe Posada, y oaxaqueñas marcó los dos principales motivos de sus pequeñas esculturas.

[4]​ Otros coleccionistas de sus obras han sido el escritor Carlos Monsiváis, la maestra María Teresa Pomar, la coleccionista Ruth D. Lechuga y los presidentes José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

[5]​ Monsiváis lo definió como “un creador popular, un artista de tradición artesanal, un artesano sin límites formales”.