Se inició en el periodismo, por medio del cual criticó al presidente Tomás Guardia Gutiérrez, quien le mandó encarcelado a la tenebrosa Isla San Lucas, donde convivió varios meses con presos de la peor ralea.
Rigoberto, lee a Rousseau, Voltaire, Diderot; llenándose del pensamiento revolucionario de la época, el Liberalismo, pero su ídolo es Robespierre.
Desde esa ciudad escribe y contacta a Anselmo Hilario Rivas proponiéndole la publicación de un periódico diario: Además, exponía lo que debía ser un diario: Anselmo H. Rivas le responde favorablemente; pero confiesa carecer de dinero para la empresa.
Entonces Rigoberto se da a la tarea de obtener los fondos que le permitan alcanzar su propósito.
El 14 de diciembre de ese mismo año, Rigoberto escribe al presidente Cárdenas: Del exilio guatemalteco, Cabezas es también expulsado a México por el gobierno del General Lisandro Barillas, quien había sucedido a Barrios.
Este nombra a Carlos Alberto Lacayo como Comisario de la Reserva Mosquitia en la Costa Atlántica.
Lacayo condiciona su aceptación de ese nombramiento a que Rigoberto Cabezas sea nombrado su Secretario.
Su restos reposan en una tumba ubicada en el antiguo cementerio de Masaya (salida hacia Catarina), con una placa que financiaron diplomáticos costarricenses -para escarnio de sus connacionales que aún hoy en día no valoran su obra patria-.