Este matrimonio con la hija de Hubert de Burgh causó ciertos problemas a Richard, ya que la contrayente era un menor bajo la custodia del rey Enrique III, que no había dado su aprobación.
El conde y su compañero, actuando como dos caballeros de Roos, consiguieron entrar en el castillo de Edimbrgo e introdujeron lentamente a sus acompañantes hasta tener fuerza suficiente dentro como para defenderse.
Cuando pudieron tener trato con la reina, ella se quejó de que mantenían a los monarcas apartados.
Ellos amenazaron a Roos con un terrible castigo, así que este prometió ir con el rey.
[1][4][8] Mientras tanto, los nobles escoceses, indignados porque el castillo de Edimburgo estaba en manos inglesas, propusieron sitiarlo, pero desecharon la idea al llegar a la conclusión de que estarían sitiando a los reyes.
Al siguiente lunes su cuerpo estaba en Canterbury, donde le cantaron un réquiem; el cuerpo fue llevado a la iglesia de Tonbridge, donde se le dio sepultura temporal en el coro.