La superestructura corría a lo largo de todo el buque, más alta que ambas torretas, con dos chimeneas y tres mástiles completamente equipados.
Estos dos modernos acorazados hicieron de la Armada brasileña la más fuerte del hemisferio occidental.
Cuando se completaron en 1895, los avances en el diseño de los acorazados ya los habían dejado obsoletos.
Cuando se declaró la República de Brasil en 1889, el Riachuelo escoltó a la Familia Imperial brasileña al exilio en Europa.
Su última misión importante en 1907 fue la de trasladar a la Comisión Naval Brasileña para recibir los nuevos acorazados, el Minas Geraes y el São Paulo.