[1] Ante este pacto con Cosroes, Nehemiah, hijo de un exiliado judío, consiguió reclutar un ejército con 20 000 soldados en Persia y marchó al Levante con las tropas persas.
Después de la victoria en Antioquía, el ejército judeo-saní, comandado por Sharvaraz, llegó a Palestina Prima y conquistó Cesarea Marítima.
Aproximadamente cinco años después, los persas dieron el control de la provincia a los cristianos[4] al retirar sus tropas, un acto considerado como traición por los judíos.
Según otras fuentes, el retorno bizantino no fue tan pacífico al principio, y tuvo como consecuencia directa la ejecución de Benjamín y otros revolucionarios a manos de un tal Teodosio en el año 625.
Según Eutiquio (887-940), el emperador habría hecho la paz con los judíos si no hubiera sido instigado por monjes fanáticos para iniciar la masacre.
[10] Tras la derrota del Imperio persa, surgió una nueva amenaza, el Califato Ortodoxo, en la región.
Los acontecimientos ocurridos en las batallas persa-bizantinas en el Levante y la posterior conquista árabe inspiraron varios escritos judíos apocalípticos en la temprana Edad Media.