A partir de esta revolución, surgió además la Unión Nacional Revolucionaria en noviembre de 1936 que años más tarde se convertiría en el Partido Revolucionario Febrerista.
El nuevo mandatario, conocido por sus actitudes pacifistas, no dudó sin embargo en movilizar las tropas, y teniendo como comandante de las Fuerzas Armadas al coronel José Félix Estigarribia, llevó a cabo una campaña bélica que obtuvo buenos resultados en los cañadones chaqueños.
Acabado el conflicto nacionalista (perteneciente a la Liga Nacional Independiente), colorados, socialistas, fascistas y militares reclamaban cambios en la política del país debido a la precariedad económica de la población, que se deterioró aún más por el alza inmoderada del precio de los artículos de primera necesidad.
Estos hechos motivaron la reorganización de las clase trabajadora por sus intervenciones políticas.
Una de las falencias que se le imputan a Ayala y su cúpula, fue haber alcanzado la victoria pero sin cumplir con las funciones públicas más básicas.