Revolución de las Rosas

La revolución comenzó con protestas masivas por las polémicas elecciones parlamentarias ocurridas ese año y terminó con la renuncia del presidente de aquel entonces, Eduard Shevardnadze, hecho que marcó el final del liderazgo soviético en el país.

Este cambio de trayectoria contribuyó a la tensión del gobierno georgiano con Rusia, que continúan hasta hoy.

Su líder, Mijeíl Saakashvili, fue elegido presidente hasta 2013, cuando concluyó su segundo mandato, abandonó Georgia y se instaló en Ucrania, que lo empleó en la Administración del Estado junto a otros miembros de su equipo.

Las detenciones arbitrarias, las extorsiones y las torturas en establecimientos penitenciarios fueron los aspectos más siniestros del régimen de Saakashvili.

Dos regiones separatistas apoyadas por los rusos (Abjasia y Osetia del Sur) se mantenían fuera del control central de Tiflis, y la república autónoma de Ayaria estaba gobernada por el líder semiseparatista Aslan Abashidze.