Entre los miembros del citado congreso figuraba el Doctor y Sacerdote José Manuel de Herrera, oriundo de Huamantla y quien representó a Tlaxcala en dicho congreso.
Los partidos eran: Tlaxcala, Apizaco, Tlaxco, Huamantla, Chiautempan, Nativitas e Ixtacuixtla.
Sin embargo, el diputado Miguel Valentín replicó que si Tlaxcala se constituía en estado implicaría un gasto de 200 mil pesos anuales para sostener su administración.
Finalmente la solución consistió en no anexar Tlaxcala a Puebla, pero tampoco se le confirió la calidad de Estado Libre y Soberano.
Mientras fue territorio, Tlaxcala estuvo dividida en los siete partidos ya citados y conservó la misma extensión territorial.
Los tlaxcaltecas se aprestaron a la defensa nacional, entre los cuales se anotan: El Coronel Felipe Santiago Xicohténcatl, Eulalio Villaseñor, Josefa Castelar, Ignacio Ormaechea y Antonio Toríz.
La diputación tlaxcalteca volvió a defender tenazmente sus derechos y se opuso a tales intentos anexionistas ante el Congreso de la Unión, basándose en diversos documentos demostró que la antigua provincia tenía una economía sana, misma que justificaba no sólo su condición de territorio, sino su conversión en estado.
En 1851, el presidente de la República, Mariano Arista aceptó que Tlaxcala estaba en condiciones de convertirse en Estado; sin embargo el reconocimiento oficial tardaría unos años más.
El plan fue apoyado en varios estados, precipitando la caída de Arista en 1853.
Tlaxcala estaba controlada militarmente por fuerzas centralistas y, por tanto, no pudo adherirse inmediatamente a este plan, sino hasta el año siguiente.
El diputado Alarid no permaneció mucho tiempo en el Congreso, por lo que fue sustituido por su suplente José Mariano Sánchez, quien llevó a cabo una larga y tenaz defensa de los derechos que poseía Tlaxcala para convertirse en Estado.