Revolución de Septiembre

[1]​ En 1836, un nuevo gobierno, en el que Manuel da Silva Passos era la figura dominante, tomó el poder, abolió la Carta Constitucional de 1826 e inició la revolución septembrista.

Con esta revolución y el apoyo de la burguesía industrial, del proletariado urbano así como de la clase media y los comerciantes, Manuel da Silva elaboró un vasto programa de reformas en varios ámbitos.

[2]​ A pesar de sus esfuerzos, la verdad es que los resultados prácticos de las medidas adoptadas por el septembrismo fueron débiles o nulos.

La inestabilidad política, el clima de insurrección y también el hecho de que María II renunciara al texto constitucional que su padre creó impidieron que las reformas fueran eficaces.

En 1842, un nuevo golpe de Estado puso fin al septembrismo y colocó a António Bernardo da Costa Cabral en el poder, que restauró la carta y a la implantación del rotativismo.

Manuel da Silva Passos , el principal cabecilla de la revolución de Septiembre.