El Retrato de Paulo V es un óleo atribuido a Caravaggio exhibido en la Galería Borghese, en Roma.
Es habitual considerar que el artista degrada en sus obras a los poderosos, especialmente a los clérigos.
El cuadro guarda ciertas similitudes con el Retrato de Inocencio X, pintado por Diego Velázquez en 1650.
Scipione era un ávido coleccionista de arte, y al conocer a Caravaggio quedó impresionado con sus pinturas.
Sería él quien intercedería ante su tío por el pintor, quien al verse perdonado, decidió regresar a Roma, más la muerte le sorprendió en Porto Ercole, hacia 1610.