Ante la ausencia de oxígeno (anoxia) o su disminución (hipoxia), la planta puede recurrir a la fermentación, produciendo etanol y lactato como principales productos finales, pero con menor rendimiento energético.
Entre la fotosíntesis y la fotorrespiración hay un equilibrio dado por la rubisco, la cual tiene diez veces más afinidad por el CO2 que por el O2, lo cual favorece la fijación de carbono.
Los estomas suelen localizarse en la parte inferior de la hoja, en la que no reciben la luz solar directa, también se encuentran en tallos herbáceos.
La glucosa y otros derivados pueden ser utilizados por la planta como componentes estructurales, y además los puede utilizar como fuente de energía química: las plantas también respiran (al igual que todos los eucariotas con mitocondrias, prácticamente todos los eucariotas).
La respiración necesita oxígeno (gas que suele estar presente en la atmósfera y se disuelve en los medios líquidos en contacto con la atmósfera, como sucede con el dióxido de carbono), sin el cual la célula no puede obtener energía por ese medio.
Las células clorofílicas utilizan el CO2 para fabricar materia orgánica y expulsan el oxígeno restante.