Las reservas de la biósfera son áreas representativas de uno o más ecosistemas no alterados por la acción del ser humano o que requieran ser preservados y restaurados, en las cuales habitan especies representativas de la biodiversidad nacional, incluyendo a las consideradas endémicas, amenazadas o en peligro de extinción.
Originalmente, el concepto surgió a partir del Programa MaB de la Unesco puesto en marcha en 1971, pero la denominación «Reserva de la biósfera» ha sido afortunada y ha sido usada como una de las figuras de protección medioambiental en muchos países —como ha sucedido en México— sin que tenga ya relación con el programa de la Unesco.
Además, en México, como sucede en casi todos los países, son varias las administraciones involucradas en la protección medioambiental —a nivel federal, estatal y municipal— que coexisten con algunas instituciones y organismos que administran algunas áreas protegidas (Universidades, patronatos, institutos científicos...).
Y en general todas esas administraciones e instituciones han hecho uso de la denominación de «reserva de la biósfera», por lo que debe de extremarse el cuidado al recogerlas, ya que no todas forman parte del mismo grupo de áreas protegidas.
La Unesco considera también reservas de la biósfera otras áreas[2] que en México están protegidas con otras figuras de protección.