Taifa de Córdoba
Tras la caída del Califato Omeya, al-Ándalus comenzó a fracturarse en pequeños emiratos independientes, los llamados reinos de taifas.[2] Tras la abdicación del último califa y su huida de Córdoba, la ciudad se quedó sin liderazgo.Así, bajo Abú'l Hazm, Córdoba fue gobernada por una élite colectiva en lugar de un solo emir, como era común en otras taifas.El enfrentamiento fraternal desestabilizó la república y Abd al-Malik recurrió al emir de Sevilla, Abbad II al-Mu'tadid.Abd al-Malik fue hecho prisionero y posteriormente exiliado a la Isla Saltés, lo que marcó el fin del poder cordobés.