René Rebetez

Ya en esa época, goza con la lectura de Salgari, Stevenson, Dickens y Julio Verne.Cada vez que podía, viajaba a París, donde escribía, hacía traducciones y formaba parte de la bohemia del Barrio Latino.Conoce al Che Guevara y entra en contacto con la santería: En su viaje de regreso a Colombia, el avión hace escala en México, en donde Rebetez decide quedarse.Durante esos años, tiene contactos con Carlos Monsiváis, Arturo Ripstein, Efraín Huerta, Vicente Leñero, Juan José Arreola, Juan Rulfo, José Luis Cuevas, Salvador Elizondo, Jorge Portilla y, principalmente, con Alejandro Jodorowsky, con quien realizaría varios proyectos en conjunto.El más destacado de ellos sería la revista Crononauta, la primera publicación latinoamericana dedicada a la ciencia ficción.Copia tópicos ya ampliamente tratados como la bruja, la mutación, el vampiro, los piratas, los muertos vivientes y seres sobrenaturales con pocos aportes propios.Por otra parte, en algunos relatos propone paradojas, juegos de metaficción y crítica a la religión, representando esto lo más resaltable del texto.En La Nueva Prehistoria ya puede apreciarse las tesis gnósticas que luego dominarían el estilo del escritor colombiano.En su ensayo sobre la ciencia ficción se deja ver que este género (y la literatura fantástica en general) han sido víctimas del Conflicto armado interno en Colombia, pues al no dejar arraigar la modernidad en el país, la ciencia ficción ha carecido de materia prima con la que nutrirse.El temor de una involución o deshumanización ha sido superado por una nueva esperanza que sería este camino gnóstico hacia el conocimiento.