Relojes Centenario

Comenzó como un pequeño taller en la granja familiar en el municipio de Zacatlán, Puebla, México.

Hay relojes Centenario en la mayor parte de México y también en el extranjero.

Construyó un taller de relojería en la granja donde trabajó hasta 1929, cuando el negocio ya era lo suficientemente exitoso para contar con un ayudante y varios aprendices.

[2]​[4]​ Trasladó su taller a la ciudad de Zacatlán y estableció la empresa Relojes Centenario, que permanece en el mismo lugar.

[3]​ En 1930, Olvera Hernández edificó su propia hacienda llamada «La Quinta María» donde instaló el segundo taller de relojería; la ubicación actual en el centro de Zacatlán fue adquirida en 1966, lo que permitió a la empresa aumentar la producción.

En la década de 2000, la compañía experimentó con carillones digitales programados para tocar música regional y el «Ave María».

[2]​ Los relojes monumentales buenos tienen carillones para dar sus campanadas; las melodías son elegidas por los clientes basados generalmente en las tradiciones musicales de la zona, así como en las preferencias personales.

Uno de los relojes que está instalado en Torreón ejecuta cada hora «La Filomena»; el de flores que está ubicado en Tuxtla Gutiérrez toca el vals «Tuxtla» y «Las Chiapanecas»; y el que se encuentra en Santa Bárbara, una ciudad minera de Chihuahua, interpreta «Amor Perdido».

En el mural están representados los acontecimientos relevantes en la vida de Alberto Olvera Hernández.

Maquinaria del taller de Olvera Hernández.
Vista del interior de la empresa.
Vista de la escalera con el mural.