[1][2] El parque cuenta, entre otras cosas, con un reloj floral, que es el más grande de México, un museo al aire libre y una área de juegos infantiles.
[1] En la década de 1930, tras haberse pavimentado y ampliado la Avenida de los Insurgentes, el gobierno decidió aprovechar el emplazamiento para crear un nuevo parque, por lo que se acondicionó con jardines y andadores.
En 1972, se colocaron varias reproducciones de piezas arqueológicas distribuidas en diversos lugares del parque; se hicieron seis rutas: el altiplano, las culturas zapoteca, maya, olmeca, totonaca y huasteca, con reproducciones artísticas de los pueblos prehispánicos; cada ruta se marcó con una línea de color distintivo sobre el suelo.
En otra parte del parque se encuentra un audiorama con capacidad para 141 personas, rodeado de vegetación y apropiado para escuchar música clásica y poesía.
En esta esquina, desde los años setenta, se reúnen todos los domingos del año una gran cantidad de ciclistas para efectuar paseos en bicicleta.