La aplicación más frecuente es el acondicionamiento de aire, tanto en edificios como en ambientes móviles (sobre todo vehículos).
La ventaja es que no se necesitan aparatos especiales y los dos elementos están disponibles en el mercado.
El vapor a baja presión pasa al compresor incrementando su presión y temperatura hasta un punto en el que el vapor se licúa cediendo calor al medio a calentar utilizado en el condensador.
La solución concentrada se envía al absorbedor para volver a absorber refrigerante.
El vapor refrigerante liberado en el generador a mayor presión y temperatura pasa al condensador.