Los materiales industriales con frecuencia escaseaban, y la producción necesitaba llevarse a cabo tan pronto como fuera posible una vez que los materiales estaban disponibles, una práctica conocida como "acometida".
Los obreros entonces trabajaban tantas horas como fuera posible para cumplir con las cuotas mensuales a tiempo; esto los agotaba y hacía que no pudieran trabajar a principios del siguiente mes (aunque la falta de materias primas significaba que ellos podrían haber producido muy poco en ese punto de todos modos).
La remuneración crecía a medida que la producción por encima de este nivel aumentaba.
[6] Los salarios promedio en la Unión Soviética no se publicaban a menudo.
Alec Nove escribió en 1966 (cuando se publicaron las estadísticas salariales por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial) que la falta de transparencia en torno a los salarios medios trataba de evitar que los trabajadores soviéticos descubrieran las enormes disparidades existentes entre salarios en los diferentes sectores de la economía soviética.
En la práctica el sistema de trabajo a destajo causaba muchas ineficiencias en la industria soviética.
[6] Por lo general, hacían esto para asegurar que la fábrica funcionara sin problemas, no por el bienestar de los trabajadores.
La forma irregular y aparentemente arbitraria en que las cuotas se habían establecido en diferentes industrias llevaba a que no se completara la producción deseada en las industrias donde era más difícil sobrecumplir las cuotas de producción.
[8] En consecuencia, los gerentes trataban de mantener las cuotas deliberadamente bajas para atraer trabajadores a sus fábricas y así garantizar que estas pudieran cumplir sus metas.
[11] Aun sin la manipulación gerencial, las cuotas eran muy a menudo bajas y fáciles de sobrecumplir.
Las cuotas se habían reducido durante la Segunda Guerra Mundial para que los nuevos trabajadores pudieran cumplir con el rendimiento previsto; en sectores como la ingeniería, era común que los trabajadores duplicaran su salario básico gracias a bonificaciones.
[18] El sexto plan quinquenal hizo varios cambios clave a los salarios de los trabajadores soviéticos.
[21] El número de tarifas y escalas salariales se redujo drásticamente; esto no sólo reducía la burocracia, pero también procuraba que los trabajadores estuvieran dispuestos a asumir un mayor número de tareas.
[17] Aquellos que dejaron de trabajar a destajo ahora recibían un salario o se les pagaba por hora.
Por lo tanto, los gerentes ofrecían salarios más altos a los nuevos aprendices.
Esto tenía el efecto de animar a algunos a tomar un puesto de entrenamiento bien pagado y luego, al completar la formación, dejarlo y tomar un nuevo puesto para aprendices.
[30] A veces, en las áreas en que se aplicaron los nuevos salarios, era difícil para las fábricas reclutar trabajadores para hacer tareas importantes porque la reforma había asignado un salario bajo a una tarea que supuestamente requería un menor nivel de habilidad.
Por ejemplo, a la operación de máquinas herramienta se le dio una baja remuneración, y en una factoría en Kotlyakov unas 30 máquinas herramienta no se utilizaban porque los gerentes de la fábrica no podían encontrar trabajadores para operarlas.
La reforma salarial del período 1956-1962 fue un fracaso, ya que no podía corregir ni mejorar el conflicto económico entre los trabajadores y la élite en la Unión Soviética.
En particular, Filtzer señala que los trabajadores soviéticos constantemente se veían obligados a ejercer una habilidad más allá de la requerida oficialmente en los planes o las cuotas.
Esta era una condición solo vista a tal extremo en el oeste en las industrias que estaban aislados de las fuerzas del mercado.
[39] Filtzer escribió que Mijaíl Gorbachov trató de poner en práctica una serie de reformas salariales muy similar en 1986 (Perestroika), la cual finalmente fracasó y tuvo que ser reemplazada por un sistema descentralizado en 1991.