Reforma monetaria

Ambas corrientes se oponen a que los bancos centrales, vigilados por los gobiernos, controlen y mantengan el sistema bancario privado.

En sus orígenes, esta era una práctica ilegítima llevada a cabo por los orfebres (similar al delito de apropiación indebida), pero acabó siendo legalizada, de modo que la oferta monetaria comenzó a expandirse rápidamente, y todavía hoy está creciendo exponencialmente (véase Creación monetaria).

Algunos críticos (como los economistas austriacos Murray Rothbard y Ludwig von Mises) afirman que este sistema constituye un "fraude" perpetrado contra los depositantes, ya que disminuye artificialmente los tipos de interés reales, desestabiliza la oferta monetaria y contribuye a generar ciclos económicos muy volátiles e ineficientes.

De este modo los gobiernos del Tercer Mundo están obligados a vender materias primas en los mercados mundiales para saldar sus deudas, destruyendo sus sociedades y su medio ambiente.

Teóricos como Robert Mundell (y otros pensadores más radicales como James Robertson) ven la reforma monetaria como una parte importante dentro de un sistema de instituciones globales, que junto a las Naciones Unidas, deberían garantizar un desarrollo sostenible y una paz mundial.

En particular Robert Mundell cree en la resurrección del patrón oro como elemento estabilizador en un sistema financiero global.

Henry Liu, del Asia Times Online, cree que la reforma monetaria es una parte importante de una evolución hacia el post-autismo.

[1]​ Mientras algunos economistas sugieren reformas monetarias para reducir la inflación e incrementar la eficiencia del capital financiero, la idea de sincronizar esta reforma con otros objetivos verdes y pacifistas está ligada a grupos izquierdistas y al movimiento antiglobalización.

Lincoln llamó a este dinero "la mayor bendición que la gente de la República había recibido jamás".

Binary economics proposes that central banks issue interest-free loans to the government and for public projects or private capital.