Su descubrimiento, primera descripción y nombre se debe al pediatra austríaco Ernst Moro (1874-1951).
Para la maniobra que comprueba el reflejo de Moro, se coloca al bebé boca arriba sobre una superficie acolchada.
Sin levantar las extremidades inferiores, se alza la cabeza y el tórax del bebé, sosteniendo sus brazos plegados sobre su propio pecho.
Sin embargo, en algunos individuos con parálisis cerebral, no es infrecuente observar un persistente y exacerbado reflejo.
Las anormalidades en el reflejo de Moro indican trastornos en el cerebro o en la médula espinal.