Este crecimiento anormal se restringe a la capa epitelial, y no invade el tejido más profundo.
Aunque la displasia puede desaparecer espontáneamente, es posible extirparla mediante cirugía, métodos químicos, calor quemante, láser o aplicando frío (crioterapia).
Estos cambios pueden ser reversibles, y al desaparecer la causa inductora, el epitelio puede volver a la normalidad.
Los cambios displásicos de los tejidos se consideran precursores del cáncer.
También se utiliza el término displasia para expresar la anomalía en el desarrollo de un órgano.