Sin embargo —y quizás debido a que no hay un acuerdo general acerca del significado preciso de esos términos— se ha sugerido que hay algunas diferencias entre esos conceptos.
Originalmente se entendía que un Rechtsstaat es una condición indispensable o necesaria para la existencia de un estado;[2] sin embargo, posteriormente, algunos teóricos han sugerido que un estado no puede constituir una democracia sin ser un Rechtsstaat.
Muchas autoridades -no solo alemanas[4][5]- trazan el origen del concepto a Immanuel Kant, principalmente debido a la propuesta kantiana que los hombres tienen una obligación absoluta -el imperativo categórico- de regular su conducta.
Dejando de lado un complejo argumento, esto implica varias cosas que son fundamentales al Rechtsstaat: “Toda la política debe rendir homenaje al Derecho”, que “el derecho no debe nunca adecuarse a la política pero la política siempre debe ser adecuada al derecho”,[6] etc. Su contención que un sistema político jurídico debe mantener la justicia cualquiera sea el costo político: “porque si la justicia y corrección perecen, la vida humana dejaría de tener valor en el mundo”[7] y su afirmación que tanto justicia como derecho implican libertad, entendida como capacidad real o efectiva de decidir nuestras propias acciones, lo que presupone la capacidad de llevar a cabo tales elecciones.
La idea era, básicamente, otorgar al sistema legal alemán la fiabilidad de la ley romana.
[13] El Rechtsstaat, tal y como se implementó en Alemania, no asumían ni implicaba la presencia de una democracia, era perfectamente compatible con un gobierno autoritario.
[14]Universality and the Rule of Law en Revue Juridique Thémis (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
Notable entre ellos es Neil MacCormick,[17] quien sugiere que esos sistemas están basados en los siguientes principios: Sin embargo no todos están de acuerdo que tal correspondencia es real.
[23] Aun aceptando tales observaciones es, sin embargo, también posible sugerir que hay entre las concepciones una diferencia fundamental.