Real Orden de Caballeros de Santa María del Puig

Desde la constitución de esta Orden Militar de Caballería de Santa María de la Merced, su Maestro General fue laico (San Pedro Nolasco y quienes le sucedieron), pero como en el transcurso del tiempo también a la Orden iban incorporándose sacerdotes para la atención de su ministerio espiritual, en un momento dado (año 1387) fue votado como Maestre un clérigo, fray Ramón Albert, aprovechando el Papa Juan XXII esta nueva situación y coyuntura para decretar que en lo sucesivo la Orden debería ser regida por un sacerdote, perdiendo todo carácter de orden militar y convirtiéndose en una Orden estrictamente clerical, aproximándose la Orden de la Merced a las órdenes mendicantes, a las que acabaría asimilándose con el tiempo tal como existe en nuestros días.

A pesar de la resistencia y protestas al Papa Juan XXII por parte de todos los Caballeros Laicos de la Orden por la abolición indirecta de la misma como Orden de Caballería, este Papa, en línea con su peculiar hacer histórico no cedió, pasando buena parte de estos Caballeros a la recientemente aprobada Orden Militar de Montesa, que también recibió parte de los bienes que restaron de la suprimida Orden del Temple.

Otros Caballeros consintieron en integrarse en la Orden de reina Merced y continuaron siendo reconocidos como Caballeros de El Puig, o también Caballeros de Santa María de El Puig, bajo denominaciones diversas en el tiempo (Hermandad, Real Hermandad, etc.).

Así, transcurrió el tiempo, siglo tras otro, teniendo los Caballeros de Santa María de El Puig una activa vida espiritual y de servicio a los demás, y aunque evidentemente ya no constituía una Orden Militar y de Caballería por haber quedado en suspenso de facto como tal, su actuar venía siendo reconocido y valorado muy positivamente, tanto por el pueblo llano como por las más altas dignidades y que favorecieron a la Institución con dones y privilegios: Fernando de Antequera (año 1414), Fernando V (año 1469), los Reyes Católicos (año 1564), Felipe II ( año 1573 ), Papa Paulo V (año 1611)... existiendo siempre con la Orden de la Merced una innegable aproximación espiritual e incluso material.

La perseverancia de los sucesores espirituales de aquellos Caballeros de la que fue en origen militar y caballeresca Orden de Santa María de la Merced y que optaron por no ser transferidos a otra Orden distinta a la “suya”, y ya convertidos en Caballeros de Santa María de El Puig, en nuestra más inmediata historia ha tenido su fruto: D. Juan Carlos I y Doña Sofía, como Reyes de España, aceptaban y asumían respectivamente los títulos de Gran Maestre y de primera dama de la Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig, viniendo de algún modo a cerrar el paréntesis y repitiéndose lo acaecido en 1218, esto es, instituyéndose la Orden canónicamente por un prelado, Arzobispo, y nombrándose, invistiéndose y cruzándose sus miembros caballerescamente por un Rey.