Ramón José Cárcano

En su libro Mis primeros ochenta años, Ramón J. Cárcano sustenta la idea de que "...nada existe por generación espontánea", por lo que se enorgullece en analizar su propio árbol genealógico recordando sus nobles ancestros lombardos.Desde su juventud militó en las filas del liberalismo cordobés, provocando tempranamente un sonado escándalo con su tesis doctoral en Jurisprudencia De los hijos adulterinos, incestuosos y sacrílegos -donde postulaba la igualdad de los hijos naturales, adulterinos e ilegítimos- debido a los duros ataques del obispo Jerónimo E.En septiembre del mismo año, se oficializa la candidatura de Juárez Celman, bajo el auspicio del presidente Roca, y el 22 de noviembre Olmos gana las elecciones gubernativas en Córdoba.El diputado José Miguel Olmedo escribía al gobernador Juárez Celman en 1882: "Roca tendrá menos personalidad que todos los presidentes cesantes y si la conservase, su sucesor llegará hasta desterrarlo del país.[3]​ En marzo de 1885, al comenzar la campaña presidencial por la sucesión del tucumano, Lucio López escribía a Juárez Celman: "Los roquistas y los juaristas amigos todos, muy amigos, pero es menester que nos distingamos.Primero interviniendo en Tucumán en 1887, para entregar el poder local a lo mitristas leales al presidente; Córdoba en 1888, donde luego de someter a juicio político al remiso gobernador Olmos por malversación de fondos públicos y comisionar a Luis V. Varela como interventor federal, el hermano del propio presidente y Jefe de la Policía, Marcos N. Juárez, fue elegido gobernador sin inconvenientes; y Mendoza en 1889, donde luego de una revuelta que obliga a renunciar al gobernador Tiburcio Benegas, el reemplazante Oseas Guiñazú propicia la elección del opositor Rufino Ortega cuyo club político se llamaba "Presidente Juárez".El segundo paso del plan político personal de Juárez Celman era digitar un "sucesor adecuado".Cárcano impuso reformas en el funcionamiento administrativo y comercial del servicio postal, creando sucursales en las catorce provincias e impulsando la construcción de un edificio pensado específicamente para ser sede central del organismo, el Palacio de Correos.Aprobado por el Poder Ejecutivo, Maillart comenzó su trabajo en 1889, hasta que la crisis financiera lo detuvo paralizando el proyecto por dieciséis años.Renuncia el ministro de hacienda Francisco Uriburu y lo reemplaza otro juarista puro.El diario La Nación, en su editorial del domingo 15 de junio de 1890, despedaza la política presidencial mostrando el acercamiento del expresidente Bartolomé Mitre con las ideas revolucionarias del momento: "Los caprichos de una voluntad veleidosa, las influencias personales y los intereses partidarios valen más que los intereses generales; el doctor Juárez no transige en nada de lo que pueda perjudicar a sus amigos políticos, y las influencias valen más que los intereses del país".Pellegrini y Roca, que trabajaron el acuerdo desde el Senado, se muestran casi satisfechos.Se alcanza un acuerdo, sobre la base de innumerables muertes y los rebeldes capitulan.Federico Reichert, profesor de la Facultad, lo recuerda así: “La madura personalidad del señor Cárcano sobresalía y era inmune frente a las pequeñeces y los enojos de la vida cotidiana; se mostraba igual aunque en el ambiente reinara el bochorno; todo lo veía desde una elevada atalaya y no se incomodaba por meras picadas de mosquitos ...Eso lo hacía don Ramón, pues conocía como muy poca gente la conducta que cabía esperar de cada cual; gobernaba con estilo patriarcal.Y aunque la misma fracasó, como todas las rebeliones anteriores de "los cívicos", el tejido social en la República Argentina estaba quebrado y solo era cuestión de tiempo para una nueva revolución que cada vez contaba con más adeptos.Desde allí, abona el terreno para el regreso a la actividad política, adhiriendo a la candidatura de Sáenz Peña y encabezando la lista de diputados nacionales oficialista en el año del centenario.Por su cercanía y consejos al presidente, se ocupará de distintas actividades.El año del centenario marcó un nuevo rumbo institucional en la historia de la República Argentina.El gobierno central estaba decidido a encarar una reforma electoral que pusiera las cosas públicas en orden, estimulando la participación cívica de las nuevas clases sociales en el sistema del poder.La reforma introdujo los principios establecidos por la Ley Sáenz Peña en el orden nacional: voto universal, masculino, adulto, secreto y obligatorio.Entre las figuras políticas que acompañaron la idea frentista de Cárcano estaban: Ángel F. Ávalos, Julio Argentino Pascual Roca, Guillermo Rothe, Juan F. Cafferatta, Félix Garzón Maceda, Julio Rodríguez de la Torre, Jesús Maidana y otros caudillos locales."El nombramiento del comisionado, por una aberración partidaria, se considera como una hostilidad al gobernador y un apoyo a la oposición.El Presidente lamenta los hechos aislados producidos por los ánimos encendidos y elementos extraños a la provincia, que el comisionado pedido no podía evitar o prevenir.[13]​ La maquinaria electoral montada por Cárcano, no obstante la visita del caudillo Hipólito Yrigoyen, es exitosa.[14]​ Los radicales minoritarios realizan toda clase de maniobras para impedir la reunión del Colegio que, finalmente, logra reunirse y elegir la fórmula Cárcano-Garzón Maceda.La posición del radicalismo cordobés, "abstención o intervención", disgusta a Yrigoyen que rechaza ambas opciones.Pero la inflexibilidad del Comité Central se impone ante la fuerza de los hechos políticos.El binomio demócrata, sorpresivamente, obtuvo 46.135 sufragios, en tanto la fórmula del radicalismo, Benito Soria-Alejandro Gallardo, alcanzó 45.904 votos.Por su parte, los candidatos de la Unión Cívica Radical Antipersonalista, José Ignacio Bas-Eduardo F. Quinteros, lograban 14.564.
Placa dedicada a Cárcano en el Palacio de Correos y Telecomunicaciones que hoy alberga al Centro Cultural Kirchner
Del sitio de Buenos Aires al Campo de Cepeda (1852 - 1859), publicado en 1921 por Ramón J. Cárcano.