Publicó sus primeros textos literarios en El Adelantado de Segovia.
Rozó la terna de finalistas del premio Planeta con su novela La tibia luz de la mañana (1979) y fue finalista del mismo con Los terroristas (1981).
Hizo amistad con Luis Felipe Vivanco, Juan Benet y Jaime Delgado.
[4] Su narrativa, de sesgo fundamentalmente pesimista (Ayerra solía recordar la cita de Fernando Pessoa: "Sea lo que fuere, mejor no haber nacido") conjuga un lenguaje oral castizo y callejero con una cuidada sintaxis de prosa clásica y una gran sensibilidad lingüística a los matices expresivos, aun siendo ajeno a los remilgos del buen gusto y acercándose a veces al expresionismo y el esperpento por la descripción de las situaciones grotescas en que abunda, siendo algo influida por el tremendismo y el carpetovetonismo de Camilo José Cela, al que aporta sin embargo un vitriólico y superior sentido del humor sobre un similar análisis de la violencia implícita en la España profunda.
1982), hilarante recopilación de historias contadas a la enferma que da título al libro y que al final se suicida.