Matarazzo comenzó a escribir críticas de cine para el periódico romano Il Tevere y después revisó guiones para la empresa de cine Cines.
Sus primeras películas como director fueron comedias, antes de pasarse al melodrama.
Con Catene, producida por Titanus en 1949, se convirtió en un director de cine de éxito en Italia.
El público adoraba sus melodramas.
Sin embargo, la crítica mernospreció su trabajo, calificando sus cintas como Neorealismo d'appendice.