Rafael Villoslada Peula

En contra de lo que venía siendo habitual en la compañía, el padre Villoslada se propuso la creación de una institución que, en el duro contexto de la posguerra civil en Andalucía (1940),[3]​ se ocupase de la formación profesional de niños[4]​ pertenecientes a las clases más desfavorecidas.[3]​[5]​ Hasta entonces, los jesuitas tenían fama de descuidar la promoción de obras sociales y en el terreno educativo, la mayor parte de sus colegios estaban ubicados en zonas prósperas y se nutrían de alumnos con una buena posición económica.[6]​ Fue padre superior de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia desde 1940 a 1954.[7]​ Desde el punto de vista estructural, la fundación del padre Villoslada también suponía una novedad, ya que los centros educativos de la compañía solían ser colegios aislados unos de otros y con una fuerte presencia de jesuitas entre los profesores y por supuesto en los cargos directivos.La SAFA, en cambio, estaba organizada como una federación de centros con una estrecha relación entre ellos y con una fuerte presencia de profesores seglares,[4]​ incluso en cargos de dirección, aunque contando con la colaboración de los jesuitas.