Los hermanos Masó Valentí crecieron en una familia conservadora, católica, catalanista e ilustrada, en un ambiente culto propiciado por el interés literario y artístico de su padre, fundador del Diario de Gerona.
En estos ambientes coincidió con Antoni Gaudi por el cual cultivó una admiración que marcó sus primeros proyectos.
En los proyectos en la Escuela y ya como titulado, se puede apreciar su personalidad y su admiración por el modernismo de Antoni Gaudí, un aspecto que provocó una ruptura con las enseñanzas de la Escuela.
La formación de Rafael Masó y otros profesionales de su generación, transcurrió en escenarios diversos, a menudo al margen del marco académico normativo.
[3] Este grupo, fundado por Josep Torras i Bages, apostaba por una espiritualidad estética basada en la religión y el catalanismo.
En aquellos años también entró en contacto con la Academia de Lengua Catalana, vinculada a Torras i Bages.
También se relacionaba con un grupo de jóvenes intelectuales, llamados los cal·ligeneics (hermosa generación), que fueron el núcleo fundacional del Novecentismo: Josep Carner, Guerau de Liost, Emili Vallès, Joan Alzina i Melis, Francesc Sitjà i Pineda, y Josep Maria López-Picó.
En este proyecto de transformación, aunó su vida personal, sentimental y profesional, en un conjunto que en Rafael Masó era indisociable.
Su actividad como arquitecto vivió la crisis del Modernismo, y protagonizó el cambio estilístico hacia el Novecentismo, a partir de la arquitectura tradicional, el mediterráneo y las experiencias más novedosas, desarrolladas en la Europa del primer tercio del siglo XX, Entre su influencias europeas, Masó se interesa especialmente por la doméstica inglesa de Charles Voysey y la Secesión vienesa representada por Josef Hoffmann y Joseph Maria Olbrich.
Con este conocimiento y experiencia, Rafael Masó se convirtió en artífice del cambio estético modernizador que se vivió en Gerona y que en parte perdura.
[3] Los referentes a nivel catalán de su arquitectura conectan com los trabajos de los arquitectos coetáneos como Domènech i Montaner, Gaudí, Puig i Cadafalch.
[3] El estudio de su arquitectura se puede dividir en tres periodos:[3] Rafael Masó fue poeta antes que arquitecto.
Sus poemas eran tan valorados, que en 1911 fue incluido como poeta en el famoso Almanach dels Noucentistes de Eugeni d’Ors.
En Gerona se relacionó con el círculo de Xavier Montsalvatge, Carles Rahola, Miquel de Palol i Felip y Prudenci Bertrana, creando y colaborando en diferentes revistas.
En Barcelona frecuentaba intelectuales como Josep Carner, Jaume Bofill Mates, Josep Maria López-Picó y Emili Vallès, que integraban el núcleo literario que ayudó al cambio hacia el Novecentismo.
Dicha sociedad contaba con su propio centro cultural como espacio de promoción del Novecentismo.
Además del activismo cultural, Masó se sintió motivado por la vida política.
Una vez liberados, Rafael Masó sufrió una sanción que lo incapacitaba para actuar como profesional en concursos oficiales.
[1] Masó recupera en su obra la tradición artesana de la cerámica, la madera, el vitral y la forja, y define un estilo propio que otorga un carácter propio a la ciudad.
Hay que lamentar también que pasado el tiempo, algunos de los edificios se derruyeron o alteraron de forma irrecuperable; otros, se conservan y han sido rehabilitados.
La planta baja y dos de los pisos están abiertos al público.
La colección incluye pintura, escultura, dibujo, grabado, cerámica, mobiliario, vidrios, metales, textiles y utensilios.