Radivoj Korać

[3]​ Esto hizo que a la edad de 16 años, «Žućko» (Rubio) que así era apodado por el color de su cabello, comenzara a jugar para el OKK destacando desde el principio por su capacidad anotadora, llegando en una ocasión a conseguir todos los puntos que el OKK Belgrado logró durante la disputa de un partido.

[4]​ Al año siguiente, Stankovic consiguió que el gobierno yugoslavo le diera la licencia que eximía a Korac de la obligación de seguir cumpliendo el servicio militar e inmediatamente le hizo debutar en el OKK con tan solo 17 años.

[3]​ En total Korac disputó 10 temporadas consecutivas en las filas del OKK Belgrado siempre con Borislav Stankovic como entrenador.

Tras una temporada brillante en la que ayudó a su equipo a proclamarse campeón de la competición local,[5]​ al año siguiente se marchó a Italia para enrolarse en las filas del Pádova que competía en la máxima categoría del baloncesto transalpino donde siguió demostrando su gran capacidad anotadora finalizando la temporada como máximo realizador de la competición con 581 puntos.

Lamentablemente el jugador falleció antes de la disputa del torneo en un accidente de tráfico por lo que no pudo participar en la cita en la que Yugoslavia se proclamó campeona del mundo por primera vez en su historia.

Su muerte conmocionó a toda Yugoslavia hasta tal punto que fue el primer deportista en ser enterrado en el área de personalidades del cementerio Novo groblje de Belgrado.

[13]​ Tal fue la repercusión que incluso en Estados Unidos donde por aquellos entonces el baloncesto europeo no concitaba apenas interés se hizo eco de la noticia, con el New York Post dedicándole unas líneas en las que se le denominaba como el Jerry West comunista.

Dicho torneo recibió el nombre de Korać como homenaje póstumo al mítico pívot yugoslavo.

[2]​ Tras la desaparición del serbio, existen o han existido al menos cuatro clubes de élite que decidieron bautizarse con el nombre de Korać como homenaje al jugador: dos en Serbia (Belgrado y Rumeka), uno en Bosnia (Banja Luka) y uno en Suiza (Zúrich).

Su mano buena era la zurda y tenía gran habilidad para penetrar a canasta, aspecto que aprovechaba para conseguir anotar con facilidad ante rivales que le superaban en estatura.

Trofeo de Copa Korac en las vitrinas del museo del FC Barcelona .